La conclusión en suspenso del “Ser y el Tiempo” de Heidegger lo llevó a buscar nuevas rutas para alcanzar el Ser, en la poesía y en el arte.
Heidegger, en los últimos numerales de “Ser y Tiempo”, establece que el cuidado o cura, como condición para obtener la autenticidad, deberá darse en forma colectiva, dentro de una herencia social y bajo los parámetros de un destino cultural, aspecto que borra, a veces, la sensación de que el Dasein se halla solo como ser en el mundo que puede ser arrastrado por éste, en la forma del Uno y que su autenticidad sería el producto de un ejercicio solipsista frente a sí mismo.
Sin embargo, pareciera que Heidegger en toda la obra de “Ser y Tiempo” no define plenamente el sentido del Ser, no establece claramente las relaciones entre Ser, temporalidad y teporeidad como su horizonte: el Ser frente al tiempo limitado y finito del Dasein enfrentado al tiempo del mundo natural de los Entes que parece eternal.
Por otra parte, Heidegger tampoco finalizó su “Ser y Tiempo” de acuerdo con el plan inicial de la obra, aspecto muy conocido y discutido por sus críticos.
Preguntas sin respuesta
Concluye Heidegger “Ser y Tiempo”, con estas reflexiones y preguntas que son como una recapitulación de los principales problemas planteados: “Eso que llamamos el “ se” está abierto en la comprensión del ser que, en cuanto comprender, es constitutiva del Dasein existente. La aperturidad previa, aunque no conceptual del ser hace posible que el Dasein, en cuanto existe como un estar en el mundo, puede habérselas con el ente, tanto con el que comparece dentro del mundo, como consigo mismo, en cuanto existente” (Heidegger, “ Ser y Tiempo”, Madrid, Trotta, 2003, pp 450).
Heidegger entonces se plantea esta pregunta: “¿ Cómo es posible propiamente para un Dasein la comprensión aperiente del ser?”. Es decir, se hace necesario dilucidar la forma de la apertura previa del Dasein al ser, su constitución originaria y cómo se da su comprensión, ya que posteriormente Heidegger aduce que el Ser le habla como Logos al Dasein desde los inicios.
Reflexiona Heidegger luego sobre la “temporeidad del Dasein”, su tiempo finito, diciendo que “el proyecto extático del ser en general deberá ser posibilitado por un modo originario de temporización de la temporeidad extática misma” y se pregunta: “¿Cómo se debe interpretar este modo de temporización de la temporeidad ?”. Es decir, que se hace necesario conocer la ruta que lleva desde el tiempo finito y propio del Dasein hasta el sentido del ser como temporalidad, su escenario u horizonte más propio.
No encontró Heidegger las palabras adecuadas para referirse al ser
Una explicación a las carencias de respuestas a los problemas planteados en “Ser y Tiempo” sería el hecho de que Heidegger, tal como lo afirma, no encontró un lenguaje apropiado para referirse al Ser y que en el curso de su vida no lo consideró necesario, ya que prefirió iniciar otra vía del pensamiento, tal como la senda del lenguaje poético, prevista en “Ser y Tiempo”.
George Steiner dice: “Ser y Tiempo se detiene repentinamente a medio camino, Heidegger cierra con una serie de preguntas sin respuesta. Se suponía que se iba a explicar el ser, derivándolo del tiempo. La tercera parte nunca se escribió, iba supuestamente a penetrar hasta la última proposición: una comprensión del sentido del ser, tal y como el horizonte del tiempo lo determina. Pero en este final inesperado, las preguntas esenciales se muestran en toda su desnudez” (George Steiner, Heidegger, opt. ctd p p 200-201).
¿Siente Heidegger desde “Ser y Tiempo” la necesidad de explorar caminos intuitivos que se aparten de la lógica apofántica y se acerquen, más bien al camino poético del mito, de la poesía y del arte, tal como fue el pensamiento recorrido por el pueblo griego antes del advenimiento de la decadencia de la Polis como mínima unidad política, cuando se impuso el estado Macedonio y la lógica de Sócrates y de Aristóteles en la filosofía?
Se trata entonces de explorar, aclarar o analizar lo impensado del Ser, en conjunto con la finitud del hombre, características del episteme moderno de Foucault, planteado en su obra “Las Palabras y las cosas”, ya que su formulación no encaja en las lenguas articuladas occidentales corrientes.
Conclusión
Heidegger concluye el último numeral de “Ser y Tiempo” con estas reflexiones: “Jamás se podrá investigar el origen y la posibilidad de la idea del ser en general con los medios de la abstracción lógico-formal, es decir sin tener un horizonte seguro tanto para la pregunta como para la respuesta. Es necesario buscar un camino para la aclaración de la pregunta ontológica fundamental y recorrerlo. Si es el único o el correcto, solo puede zanjarse después de la marcha” (Heidegger, “Ser y Tiempo”, Madrid, Trotta, 2003, pp 450), resaltando la frase que habla de que es válido buscar un camino, para la aclaración de la pregunta ontológica fundamental y recorrerlo, es decir descubrirlo o develarlo, tal como lo hizo a partir de la publicación de “Ser y Tiempo”.
Mediante esta confesión explícita, Heidegger abre la posibilidad de explorar otros caminos de pensar el Ser, tales como la poética y el arte, e infiere la posibilidad de hablar de la nada como una forma del horizonte del Ser, planteado en su sentido impensado o no pensado.