Escenario de la Noche de Muertos más impresionante de México. Pátzcuaro es refugio de sabores, de paseos arquitectónicos y muestra de las artes populares.
Pátzcuaro, el vocablo significa “la puerta del cielo” y su magia representa la oportunidad para vivir lo extraordinario. Las brisas del lago con las simbólicas islas, la arquitectura encantadora, sus vestigios arqueológicos, la abundancia artesanal, el sabor gastronómico, la magnífica historia y calidad indiscutible en servicios turísticos, fueron solo algunos de los atributos que la Secretaría de Turismo Federal evaluó para otorgarle al destino el prestigiado título de Pueblo Mágico de México en 2006.
Los bosques y los lagos regalan espacio al romanticismo de Pátzcuaro. La historia le dedica las mejores páginas y nos invita a recorrer su centro histórico a pie, a sentir sus orígenes al navegar en bote hasta la isla de Janitzio o Yunuén y a saborear la pasta tradicional de sus nieves. El Pueblo Mágico muestra el encanto de sus calles uniformes, cuyos empedrados la hacen capaz de enamorar. Mientras los aromas de la comida nos explican por qué el paradigma de la gastronomía michoacana fue la base para que la Unesco declarara a la cocina mexicana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Pátzcuaro es el destino completo para vivir el amor, la aventura, los negocios, la exclusividad en sus hoteles boutique y restaurantes, la esencia de la naturaleza y el pasado que cuenta su camino en edificaciones coloniales. La arquitectura religiosa en La Puerta del Cielo se ha vuelto simbólica con sus diversos estilos.
El Sagrario, ícono arquitectónico
El Sagrario, con origen en el siglo XVII, es por excelencia el espacio preferido para la postal del recuerdo, su exterior neoclásico de vieja arquería, pórticos y torres nos hablan de la época en que Vasco de Quiroga, obispo de Michoacán, lo consagrara como el primer hogar de la Virgen de la Salud. En su interior, la Capilla de la Soledad conserva el caprichoso retablo churrigueresco. Pisos de madera original, obras pictóricas y escultóricas, el atrio hundido y su ubicación privilegiada convierten al templo en ícono arquitectónico de Pátzcuaro.
La Casa de los Once Patios, ex Convento Dominico
El ex convento de las Monjas Dominicas del siglo XVII hoy es conocido como La Casa de los Once Patios, se levanta a espaldas de El Sagrario. La abundancia artesanal está instalada en las antiguas habitaciones de las religiosas. La experiencia de recorrer sus pasillos y capturar con la lente cada patio es extraordinaria y resulta inevitable sentirnos atraídos por bellos trabajos de los artesanos michoacanos, desde maderas talladas, finos textiles, joyería, cobre martillado de Santa Clara, alfarería, catrinas de Capula, sombreros, lacas de Uruapan, platería, muebles y chuspata por citar solo algunos ejemplos.
Basílica de la Virgen de la Salud y Plaza Vasco de Quiroga
La Basílica de Nuestra Señora de la Salud, morada de la patrona del pueblo, es la hermosa construcción que estaba destinada a ser la catedral más importante de Michoacán, el diseño y obras fueron dirigidas por Tata Vasco de Quiroga, el humanista creador de oficios para los indígenas y defensor de la elevada calidad artística que muestran hasta nuestros días en formas fascinantes.
La Plaza Vaso de Quiroga está catalogada como la más bella de América, sus viejos árboles sembrados por Don Vasco, la elegancia sobria de sus fuentes y bancas de cantera, su iluminación artística, música ambiental y frescura exquisita, la convierten en espacio inolvidable, que se conjuga con el ritmo encantador de las alegres pirekuas en vivo que acompañan la Danza de los Viejitos, baile considerado el embajador del folclor michoacano en el mundo.
La Puerta del Cielo, refugio histórico de la magia
Pátzcuaro, Pueblo Mágico abre su abanico pintado de rojo y blanco con techos de tejas, mansiones de adobe, balcones de herrería, tapancos, románticos portales, el azul del lago y el verde intenso de los bosques. Encanta al paladar cuando comemos las corundas rellenas, la sopa tarasca, el pescado blanco, los charales, enchiladas y la extensa variedad de atoles regionales. Crecen nuestras emociones cuando entramos a sus museos para recordar a grandes personajes como la nativa Gertrudis Bocanegra, la verdadera heroína de la Independencia de México.
Los espacios del centro histórico para recordar están por doquier: la Capilla del Humilladero, la Biblioteca Gertrudis Bocanegra, el Teatro Emperador, Museo de Artes Populares, Ex Colegio Jesuita, Iglesia de San Francisco, El Santuario, Plazuela de San Francisco, Templo de San Juan de Dios y Palacio de Hitzimengari. En el lago, la isla de Yunuén abre sus centros de hospedaje con cabañas extraordinarias, Janitzio muestra la grandeza purépecha y es escenario de la impresionante tradición de la Noche de Muertos en noviembre, acto también declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Pátzcuaro dedica su riqueza al viajero. Los caminos de Michoacán con sus ciudades coloniales, pueblos mágicos, abundante naturaleza e historia infinita demuestran cada día por qué se le llama El Alma de México.